Plantas parásitas
Por cientos de años, las plantas parásitas han ocupado el interés público (religioso y mítico), y desde el siglo pasado los científicos investigan y estudian sus efectos en especies forestales de importancia económica en diversas partes del mundo. A pesar de que poseen pigmentos fotosensibles, estas plantas tienen hábitos parasitarios, por lo que dependen parcial o completamente de su hospedante para satisfacer sus demandas nutrimentales. Sus raíces modificadas (haustorios) les brindan soporte (fijación), y el vínculo que les permite extraer de su hospedante los suficientes recursos (carbohidratos, agua y sales minerales) para completar sus complejos ciclos biológicos. Desafortunadamente, la unión permanente, origina en los hospederos alteraciones a nivel fisiológico, metabólico y morfológico, y dependiendo del grado de infección pueden ocasionar su muerte.
Las últimas investigaciones indican que existen 4100 especies de angiospermas parásitas, con un amplio rango de hospedantes, formas, tallas y estrategias de vida, mismas que se distribuyen en 19 familias y 227 géneros (Bell y Adams, 2011), debido a esta diversidad, se cree que el parasitismo ha evolucionado de forma independientemente en varias ocasiones (Westwood et al., 2010).
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